Hay miles de años detrás de los diez segundos que tarda una mujer en
evaluarnos; es decir, en abrirnos una camino hacia ella: Qué mayor, ay, demasiado
joven, qué barrigón, qué canijo, qué dientes tan horrendos, qué engreído, el
musculitos, y tan inseguro…; qué culo, qué mirada, qué manos, qué sonrisa, qué voz, qué…,
ven aquí, nene, a ver cómo te portas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario