Para Ramón Garza
A veces me hablo a mí mismo de forma estúpida, me pierdo el respeto,
construyo carreteras llenas de baches para mis pensamientos. Debo hablarme de
forma más constructiva, menos atormentada, procurando no ser tan duro conmigo, huyendo
de los callejones sin salida o de las rotondas diabólicas… Dialogar conmigo
para seguir caminando, no para tropezar, una y otra vez, con los obstáculos que
yo mismo coloco tras cada una de mis reflexiones.