La ratas que se mueven, cada vez más poderosas, por las cloacas de esta
España a la deriva no son inteligentes, porque su comportamiento rastrero nada
tiene que ver con la luminosa inteligencia. El negocio maloliente, la traición sin
límites y el sálvese quien pueda nada tienen que ver con la inteligencia;
tampoco la puñalada trapera o el círculo baboso de amiguetes analfabetos sin
escrúpulos tras cristales blindados. Nada tienen que ver con la inteligencia, nada, las “pechotes” que cuentan con los dedos o los
pupilos de la mafia que han salido demasiado espabilaos…
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