Todas las personas curiosas llevan dentro un traidor inteligente.
Dejó de presidir el sindicato por motivos personales: se hizo capitalista.
Una sesión masturbatoria en el momento adecuado evita muchos disgustos infranqueables
e hipotecas varias.
No pocas veces el que ríe el último, ríe por no llorar.
Capitalismo y "sindicalismo", cara y cruz de la misma moneda.
ResponderEliminarConvencernos de una necesaria traición es más que inteligente.
Lo femenino nos lleva a la bancarrota.
Siempre hay lugar para una risa prudente y un llorar reconfortante.