Todo lo que nos acoge, todo lo que nos ayuda a decirnos dignamente, plenamente,
libremente, todo lo que nos protege del espanto, todo lo que sabe a nuestra
bendita madre, todo lo que nos ensancha,
todo lo que nos multiplica, todo lo nos hace propicios, todo lo que nos
permite respirar más hondo, todo lo que nos arranca puñales de la espalda, todo
lo que nos blinda frente al miedo, todo lo que nos ilumina el corazón, todo lo
que nos promete buenaventura, todo lo que contribuye a levantarnos y, una vez
en pie, nos impulsa a seguir caminando con la imprescindible alegría por
bandera.
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