A solas te resulta muy fácil razonar, e incluso convencerte de que eres
listísimo. El problema es que hay otras muchas personas a las que les pasa exactamente
lo mismo que a ti. Por ello cuando os encontráis en la calle la cosa se complica
bastante, porque tenéis que argumentar, es decir, trasladar al otro con
palabras, no valen las señales de humo, vuestros sesudos razonamientos. Tampoco
vale liarse a hostias…
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