La seguridad ciudadana es fundamental en una sociedad democrática, pero
hay que impedir que un país que se precia de vivir en democracia se convierta en una gran comisaría. Tenemos que exigir
al estado que los grandes delincuentes sean los primeros sancionados con la severidad
que merecen. Esto es lo primero y fundamental, en vez de conformarnos, como
suele ocurrir, con pedir mano de hierro contra el ladronzuelo, mientras, repito,
nos olvidamos de los que verdaderamente saquean el país delante de nuestras
narices. A veces, a estos últimos, les tenemos cierta admiración…
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