Me encanta leer a Augusto Monterroso.
Suelo llevar un libro con una antología de sus sugerentes, magistrales, relatos para soportar
las interminables colas de nuestra burocratizada España. Monterroso es un
hombre sin hiel ni pedantería, de una inteligencia finísima. Yo siento que sus relatos están escritos con placer, y así quiere su autor que
sean leídos. Monterroso, como todo buen escritor humorístico, tiene como
objetivo último hacernos pensar.
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