sábado, 7 de junio de 2014

Para Ángel Paniagua

Ese programita infecto: “Millonario anónimo”, en el que un tipo pasa de paladear un vino que cuesta más que el salario mínimo interprofesional a beber agua del grifo “porque necesitaba vivir esta maravillosa experiencia”, rebela la deriva, absolutamente demencial, que ha tomado la televisión en España. El rico visita un barrio desahuciado como si se tratara de un parque temático. Insisto: un programa repugnante hasta para las cucarachas.

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