Yo tenía algo más de veinticinco años cuando llegué a Cioran a través
de una antología que hizo de su obra Fernando Savater: “Adiós a la filosofía y
otros textos”. Después leí casi todos
sus libros. Cito los títulos conforme me vienen a la memoria: “Desgarradura”, “El
ocaso del pensamiento”, “El aciago demiurgo”, La tentación de existir”, “En las
cimas de la desesperación”, “Del inconveniente de haber nacido”, “De lágrimas y
de santos”, “Breviario de podredumbre”,
“Ese maldito yo”, “Silogismos de la amargura”…Conozco la trayectoria de este
filósofo genial, que fue un verdadero pensador, porque, como diría
Schopenhauer, pensaba por y para sí mismo. Mis favoritos, que he releído una y otra
vez a lo largo de los años, son los tres últimos que he mencionado
anteriormente. Los libros de Cioran fueron un asidero en momentos muy difíciles.
Me hicieron reír y pensar: ¿se puede pedir más a un libro? Hoy en día lo leo
poco porque soy curioso y me intereso por otros autores cuyas obras también
están llenas de ideas sugerentes. No disponemos de todo el tiempo...Recuerdo
perfectamente que cuando me detectaron la enfermedad pensé en una observación
de Cioran incluida en “Ese maldito yo”: “Quien no cree en el Destino es porque
no ha vivido”.