Siempre que zozobro me aferro a las palabras que usaba de crío…
Recuerdo que llamábamos “convenío” al niño manifiestamente interesado. Recuerdo
que nos apartábamos de él como de la peste. A lo largo de la vida, y donde
menos te lo esperas, salta un “convenío”, como una rata deslumbrada por las
farolas. “No volveremos a juntarnos contigo, sentenciábamos”…
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