miércoles, 11 de mayo de 2016

Hace florituras pueriles, suicidas. En el medio juego sus piezas son bailarines con pies de barro, no guerreros sigilosos y eficaces. Durante toda la partida sus movimientos ponen de manifiesto que olvida lo esencial: lo importante es el jaque mate inapelable. Cuando le ofrezco mi mano y le digo que me ha enseñado muchas cosas, me mira sorprendido.   

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