Una de las muchas cosas que me
gustan del ajedrez es que basta con un tablero rudimentario y unas piezas de plástico para poder jugar una
partida. El mayor poder adquisitivo de uno de los jugadores nunca es una ventaja con respecto a su
contrincante, como ocurre en otras muchas actividades. Aquí lo que importa son
las personas, y no su dinero. Importa el contenido intelectual, no el de la cuenta corriente.
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