Comisario político terminado, intransigente, dogmático, posa con
carita de saberlo TODO, como si la sabiduría se hubiera posado en su hombro
izquierdo en forma de cotorra histérica. Con poder, este hombre tiene mucho
peligro, tanto como la rabia acumulada en su cuerpo de alfeñique insolente; rabia
que, intuyo, es fruto de las pocas veces que ha conocido mujer… Me temo que su
caligrafía es idónea para firmar sumarísimas órdenes de ingreso en prisión contra quienes no babeamos
ante sus afirmaciones mesiánicas y terminantes.
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