sábado, 27 de junio de 2015

Las compañías aéreas, ferroviarias, y de autobuses deberían poner a nuestra disposición un libro de reclamaciones para que, tras sufrir un viaje penitencial al lado de un chistoso, o de un insolente que se cree con derecho a absolvernos de nuestros pecados, podamos exigir una indemnización por daños y perjuicios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario