sábado, 19 de septiembre de 2015

Tras el trasplante, el médico, excelente profesional, me dijo: “Tu madre me ha dicho que tenéis un gato en casa… Los gatos transmiten muchas enfermedades”. Yo repliqué: “Amigo, mi gato es más limpio que muchos tipos con los que me tropiezo por la calle. El gato lleva trece años con nosotros: es de la familia. El gato se queda”. Ahora mismo está durmiendo (el gato, no el médico) abrazado a una preciosa muñeca de porcelana de la que lleva años enamorado. 

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