Confunde clásico con superado.
La vida nos concede lo que quiere, no lo que le pedimos. Es su forma irónica
e intratable de comunicarnos que no merecemos muchas de las cosas, personas o
vivencias que le pedimos, bien porque no las merecemos sin más, bien porque
sólo sabemos pedir con la boca pequeña…
Los dolores que condecoran a la juventud son diferentes de los que
condecoran a la vejez.
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