lunes, 23 de noviembre de 2015

Cuando la superficie del mar está completamente en calma, decimos que es un espejo, como si el mar hubiera sido creado para nosotros, los orgullosos humanos, los elegidos… Sin embargo, en las profundidades de ese “espejo” hay todo un mundo imprescindible y fascinante que no sabe nada de nuestra estúpida vanidad irremediable, ni de nuestras melancólicas tardes de domingo, ni tiene por qué.


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