LA LIMOSNA DEL DIABLO
Tras asistir a otra rutinaria sesión de misa, oficiada por un
funcionario de la fe católica bien alimentado, se siente nuevamente
inmaculado y puro. Entonces, como tantas otras veces, saca de un bolsillo interior de su flamante americana su
monedero carísimo de cuero repujado, regalo de su devota esposa, lo abre, y,
con dos dedos escrupulosos en forma
de precisas pinzas, extrae siete asquerosas monedas de 1 céntimo, guardadas con
bienaventurada paciencia para tan piadoso fin, y las deposita en el recipiente en
el que el desgraciado que
prácticamente vive a la puertas del templo recoge la caridad de las personas de
orden y buena conciencia caritativa.
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