Con las “perlas literarias” nos ocurre lo mismo que con las otras: unas
veces nos trae cuenta mostrarlas, otras es más prudente ocultarlas. Pero, sobre
todo, no debemos olvidar que su justo valor depende de lo que nos aporten en
cada momento de nuestra vida, si es que nos aportan algo, no de lo que
dictaminen los expertos.
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