Cuando me disponía a coger mis manguitos, que no eran de Bob Esponja, sino
de Astérix, mi padre, acariciándome, me dijo: “No te los pongas. Hoy no los vas
a necesitar”. Juntos nos adentramos en la mar, hasta una zona en la que yo apenas
si tocaba con las puntas de los pies. Entonces, mi padre me tomó en brazos y me
anunció: “Voy a lanzarte hacia adelante. No tengas miedo. Solo piensa en
mantenerte a flote”… Y aquí estoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario