Desde el enamoramiento al amor nuestra zona
de visión se va ampliando sensible e inteligentemente.
Si no te sientes acaparado por entero, tranquilo:
no es amor. Puede que se trate de una calentura por debajo del ombligo, que
tampoco está nada mal.
Vivir es adaptarse sabiamente a los
vaivenes de la vida.
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