El mesianismo tiene su origen en una mala digestión de esos cuentos
infantiles en los que todos los problemas que plantea la turbia existencia
humana quedan felizmente resueltos por un héroe con pinta de modelo de Calvin
Klein que salva a la delicadísima doncella de las garras de los malos malosos malísimos.
Y colorín colorado así se lo hemos contado.
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