En la jeta beatífica del joven predestinado para no sé qué misión
trascendental e imprescindible (¡Y yo sin enterarme!), que me ha querido salvar
de mí y de mi circunstancia pecadora esta misma tarde (¡Y el sol dándolo todo!)
he apreciado problemas de erección nada celestiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario