La lectura de Ángel Paniagua en el museo Ramón Gaya fue estupenda. POESÍA. Después vinieron las cervezas y sus risas colaterales, la lluvia de chichinabo: bisexual y nutriente... La noche fue propicia a la amistad, que es una de las razones por las que vivir. Enhorabuena, compadre.
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