Hace años que se instaló en una humillación resentida. Es un artista de
la queja camuflada de compasión por todos los sufrientes, incluidas las amebas,
que tanto sufren en silencio… Se acerca a mí y me cuenta que a fulanito de tal,
“que tan bien colocado estaba”, le van a quitar la casa. “Es un pena”, maúlla. No
digo nada, no porque me haya dejado sin palabras, sino porque sólo quiero
estrangularlo minuciosamente; pero no estoy dispuesto a ir a prisión por este
beato miserable.
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