Me piden que firme, ya lo he hecho, por la erradicación de las novatadas
en las universidades. No me hicieron novatadas en el instituto ni en la
universidad, ni yo las hice a nadie. Siempre he puesto en práctica a rajatabla
lo de “Vive y deja vivir”. Las hienas huelen al débil. Una forma de vestir, el
peinado, las gafas de pasta, los granos, la forma de mirar lo que te rodea, nunca
mejor dicho…, y van a por ti. Yo mido poco más de 1.60 cm, pero tengo una forma
de andar y de mirar que me han permitido caminar tranquilo por la calle desde siempre.
He firmado esta petición, repito, pero creo que la ley de la calle tiene sus reglas,
implacables en la mayoría de las ocasiones, que siempre escaparán a los
legisladores. En una calleja alejada del instituto o de la universidad, ¿qué
ley cuenta? Hacerte respetar. Ni más ni menos. Un consejo: siempre hay que
sacudirle primero, y sin contemplaciones, al tipo duro de salón de té que se
hace acompañar de secuaces que le ríen las gracias.
Aspiremos a la barbarie que promete redenciones...
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