jueves, 13 de agosto de 2015

Fuerte oleaje. Nado un buen rato: unas veces, avanzo; otras, me dejo llevar (la vida misma). El pirata que llevo tatuado en el hombro izquierdo llora de felicidad. Y es que, a pesar de su aspecto fiero, es un sentimental. Cuando vuelvo al coche, me encuentro un folleto de un club de alterne en el parabrisas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario