A estas alturas de la película es evidente que en España existen instituciones intocables. Si alguien no está de acuerdo conmigo, que conteste a esta sencilla pregunta: ¿por qué el fiscal Pedro Horrach, tras una carrera impecable, pide al honorable juez Castro que aplique la desvergonzada doctrina Botín a la Infanta trincona?
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