Que algo sea inaudito no supone que sea bueno necesariamente, y menos en política, y aún menos en
la política española. Cada mañana nos desayunamos con un suceso político inaudito
absolutamente repugnante. No está de más recordar que una de las muchas enseñanzas
de la historia político-institucional de España, tan ignorada, incluso despreciada,
por los españoles, es que siempre podemos ir a peor.
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