En todo hay clases. Pensemos en los azulejos… Unos nacen destinados a blindadas
urbanizaciones de lujo; otros, condenados a invisibles barriadas de extrarradio.
Mientras que los primeros sueñan con su
minuto de gloria televisiva en el programa “Fulanita y su chulito nos enseñan
su casita.”, los segundos rezan para que no los maten las balas perdidas o las miradas
derrotadas.
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