lunes, 18 de enero de 2016

Me gustan los días de viento frío, y el sol abriéndose paso hasta mí… Ya me gustaban cuando era niño y me sentaba en aquel balcón que ahora sólo veo desde abajo cuando doy un paseo  por mi antiguo barrio. Lo que no sé es por qué me gustaba sentir esta batalla melancólica entre el sol y el viento frío siendo tan pequeño. Mi madre: ¡Entra de una vez! Tampoco sé dónde empieza la metáfora, si la hay, y dónde acaba en esta confesión.

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