sábado, 31 de enero de 2015

Era muy bonito aquel vestido, sí, pero no había de su talla, recuerda. “¿Cuántos vestidos preciosos no he podido comprar por no haber de mi talla?”, se pregunta mentalmente. “Muchos, demasiados”, musita para su coleto, ruborizándose… Entonces, levanta la cabeza, se encara con sus alumnos y les grita, fuera de sí: “¡Silencio, joder! 

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