sábado, 17 de enero de 2015

Qué libre me siento cuando los que saben de literatura sentencian que es mejor que me dedique a otra cosa, que no valgo para esto, que puede que esté dotado, o superdotado, para otros menesteres..., pero no para el arte, ay, tan difícil, a poco que te muestres exigente. Qué libre me siento escribiendo, desobediente, estas cosas mías sin importancia, aceptando mi condena irremediable. Qué libre me siento: no tendré que dar palmaditas en la espada, ni recibirlas, ni aplaudir a analfabetos "juntapalabras" que se autocalifican de poetas, ni aclamar perogrulladas demagógicas supuestamente ingeniosas… Sí, qué libre me siento.

1 comentario: