Los jornaleros son los grandes olvidados en el mundo laboral: trabajan
por tres euros la hora, de sol a sol, sin posibilidad de rechistar, con el
encargado detrás (voz de su amo) provisto de ese látigo virtual que es el
despido inmediato e inapelable… Ayer, los olvidados se manifestaron, dignos y valientes, por las calles de
Murcia. En este asunto tan triste yo lo tengo claro: la tierra ha de pertenecer
a quienes la trabajan, no a terratenientes explotadores.
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