viernes, 15 de febrero de 2013

Una de las características básicas del lenguaje políticamente correcto es que falsea la realidad. Un ejemplo sencillo lo demuestra: según una reciente encuesta, el 85% de los españoles sentimos desafección hacia el gobierno del PP. ¿Refleja la palabra desafección lo que sentimos, realmente? No. ¿Por qué? Pues porque lo que sentimos la inmensa mayoría de los españoles por el gobierno del PP es el sentimiento que resulta de sumar la palabra asco y todos sus sinónimos. Es decir, una repugnancia infinita.

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