jueves, 25 de julio de 2013

EL ENTIERRO


A su entierro asistieron el último amante de su esposa, el jefe que lo despidió sin contemplaciones de aquel trabajo que tanto le costó conseguir, un ex compañero de colegio que tenía por costumbre robarle la mitad del bocadillo en todos y cada uno de los recreos y un tipo que le debía dinero desde hacía un año. Todos dijeron unas pocas pero sentidas palabras. El amante destacó que el difunto era un marido respetuoso con las aficiones de su mujer, el jefe despótico habló de la humildad del fallecido, el ex compañero recordó su afabilidad y el moroso afirmó entre sollozos que el finado era un dechado de generosidad y desprendimiento. Finalizado el entierro, fueron a tomarse una cerveza a un bar que había enfrente del cementerio, y brindaron por la memoria de un hombre que todos coincidieron en calificar de buenísima persona.

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