El diablo está en los detalles. El Papa Francisco intervino en la
beatificación de 522 religiosos asesinados durante la Guerra Incivil Española.
¿Y qué ocurrió? Pues sencillamente que este revolucionario de sala de estar no
hizo la más mínima mención de la vergonzosa connivencia de la Iglesia Católica
Española con el miserable dictador genocida Francisco Franco. Este papa es muy
bueno haciendo gestos para la galería, con el fin de recuperar ovejas
descarriadas, como hablar con voz meliflua de los pobres. Pero a la hora de la verdad, punto en boca. ¿Viste?
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