Es muy peligroso vivir sin tomar partido en un país donde abundan los
fanáticos que ladran en tu cara: “Estás conmigo o contra mí. Decide”. Y cuando unas
y otras jaurías comprueban que no estás de parte de ninguna de ellas porque las
consideras igual de brutales, y prefieres mantenerte leal a lo que te dicta tu
conciencia, entonces los bárbaros aparcan su odio mutuo y visceral y se unen para lapidarte con la mayor ferocidad. Para un fanático no hay nada peor que un
hereje, y no hay mayor hereje que quien intenta pensar libremente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario