PURO NEGOCIO
Una vez detenido el presunto asesino de la niña, los responsables de
los principales medios de comunicación nacionales se reunieron con el Ministro
de Interior, y le pidieron encarecidamente que los agentes encargados de
investigar el espantoso suceso no apretaran demasiado al odioso delincuente, para
evitar así que confesara de inmediato qué había hecho con el cuerpo de la
pequeña tras matarla. Ellos sí confesaron abiertamente (entre caballeros no hay
que andarse con rodeos, dijo el más poderoso de los empresarios) que necesitaban
alargar la noticia lo máximo posible, y si los policías lo hacían cantar
rápidamente, el caso no daría la rentabilidad esperada. El Ministro entendió el
mensaje de los magnates de la comunicación con vergonzosa docilidad, y ordenó a
los agentes que se comportaran con el detenido como melifluas niñeras. El horripilante suceso aún está vivo en el
candelero mediático, y los restos de la niña no han sido hallados todavía.
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