jueves, 10 de octubre de 2013

PURO NEGOCIO


Una vez detenido el presunto asesino de la niña, los responsables de los principales medios de comunicación nacionales se reunieron con el Ministro de Interior, y le pidieron encarecidamente que los agentes encargados de investigar el espantoso suceso no apretaran demasiado al odioso delincuente, para evitar así que confesara de inmediato qué había hecho con el cuerpo de la pequeña tras matarla. Ellos sí confesaron abiertamente (entre caballeros no hay que andarse con rodeos, dijo el más poderoso de los empresarios) que necesitaban alargar la noticia lo máximo posible, y si los policías lo hacían cantar rápidamente, el caso no daría la rentabilidad esperada. El Ministro entendió el mensaje de los magnates de la comunicación con vergonzosa docilidad, y ordenó a los agentes que se comportaran con el detenido como melifluas niñeras. El horripilante suceso aún está vivo en el candelero mediático, y los restos de la niña no han sido hallados todavía. 

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