Amanece, que no es poco

Para Isabel

La inmigración subsahariana no es ni más ni menos que una variedad del siniestro fenómeno que es la trata de seres humanos a nivel planetario, que, a su vez, forma parte de la gran infamia en que consiste el sistema económico que rige nuestras vidas, en el que el ser humano es una mercancía más barata que muchos objetos. Este lamentable fenómeno, la trata de seres humanos, no merece que se hagan estúpidas comparaciones para dárnoslas de cultos, porque lo único que consiguen es trivializar la vileza que padecen todos los inmigrantes en manos de redes mafiosas. ¿Por qué? Pues porque estamos anteponiendo nuestro afán de lucimiento (¿intelectual?) al asunto que se está tratando, donde el protagonista es el inmigrante, solamente. Aunque juremos lo contrario, el lenguaje nos delata, y no hay que olvidar que somos el lenguaje que empleamos. Tu texto me gusta porque habla de ellos, así de sencillo y maravilloso. Puedo verlos a ellos… En los otros textos veo un conjunto de frasecitas cursis, propias de la revista de Ana Rosa. Yo los llamo poetas de sala de estar, que emplean casi las mismas palabritas para hablar de un asunto tan infame como la trata de seres humanos, que de la última puesta de sol que han disfrutado con su parejita. Por cierto, ¿por qué nunca se menciona a la muchacha ucraniana que viene en un confortable avión, ignorante de que acabará en un prostíbulo de Torrevieja? Pues sencillamente porque con ella no se puede establecer la manoseada, y falsa, comparación con la Odisea de Homero. Principalmente porque no hay mar donde hablar de heroicas travesías, pero ¿es ella menos inmigrante que el subsahariano? Ella no aparece en esos cantos tan ridículos porque Odiseo no uso avión en su viaje, que, además, fue un viaje iniciático. Un viaje necesario para hacerse hombre y volver a su tierra mereciendo ser rey de su pueblo. Es decir, no tiene nada que ver con el, más que vejatorio, viaje previsto por mafias que trafican con las esperanzas de millones de seres humanos.