sábado, 2 de febrero de 2013


La ironía es el arma que tiene el pueblo para corroer los cimientos de esa temible alianza que forman el poder político y la estupidez. Por eso todos los dictadores, sean del signo que sean, o detestan la ironía, o no la entienden, o la detestan porque no la entienden. Ironía y poder absoluto son antítesis, porque la ironía pone al descubierto, ridiculizándolos, todas esos disparates que pretenden justificar que un hombre tiene derecho a decidir cómo han de ser las vidas de millones. 

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