Equiparar un atentado terrorista con el legítimo derecho que tienen
tantos ciudadanos engañados, humillados y desesperados a gritar su hartazgo a
las puertas de los domicilios de los políticos canallas y golfos que han sido cómplices
serviles del poder económico en esta estafa criminal es la última calumnia de
Cristina Cifuentes a los ciudadanos que son miembros de la PAH. Los ciudadanos
que gustan a Cristina Cifuentes, lo mismo que a Rajoy, son los que se quedan en
sus casas y no replican cuando les pisan el cuello.
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