Sois muy buenos, muy justos, nada es reprochable en vuestro
comportamiento durante el boom inmobiliario. Fuisteis víctimas del poder
financiero, no cómplices aborregados en vuestro ahorcamiento, como dicen los
aguafiestas de siempre. La maldita
televisión…Teníais derecho a embarcaros en la excitante aventura de adquirir
una casa de 300.000 euros, con una nómina de 800 euros y un contrato de trabajo de seis meses.
¡Faltaría más! Vivir de alquiler es cosa de perdedores…No pudisteis resistir la
tentación de pedir préstamos personales de 3.000 euros, al 25% de interés, para
daros un capricho de enamorados. Tenéis razón: no era tiempo de pensar; era
tiempo de ganar, y gastar, lo máximo, para no ser menos que vuestros vecinos…Tranquilos,
no tuvisteis más remedio que hacer lo que hicisteis. Como veis, os conozco muy
bien; sé lo que queréis; sé lo que os conviene. Espero que no lo olvidéis en
las próximas elecciones…
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