María Dolores de Cospedal fue educada en la creencia de que estaba
destinada a mandar en España como en un cortijo. Los trabalenguas de esta
barbie con peineta no se deben a que no sepa mentir, ni mucho menos (para
llegar adonde ha llegado hay que mentir con suma perfección); se deben a que a
ella le revienta tener que dar explicaciones a la chusma, y mucho más cuando
esa chusma (periodistas) la pueden poner en un aprieto. Ella no nació para dar
explicaciones a la masa destinada a obedecer.
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