Un biempensante, que pontifica sobre cualquier tema, suelta, en la tertulia televisiva de turno (se le
puede ver en varias), que los que, verdaderamente acosados, se ven obligados a comer en el comedor social
para poder pagar la hipoteca, o los que aun yendo al comedor social, no tienen
para pagar la misma, no tienen derecho a ir a las puertas de las casas de
los políticos sinvergüenzas, cómplices de la banca criminal, y gritarles que
son unos miserables y unos ladrones. Y se queda tan pancho, el hijoputa. Estos
periodistas mercenarios, muy bien pagados, son la vergüenza de la profesión,
por otra parte, preciosa profesión, fundamental en una democracia. Estos mercenarios
están en todas las cadenas de televisión y en todas las emisoras de radio,
defendiendo lo indefendible, acusando con auténtica mala fe, caiga quien caiga.
Intoxicándonos. Una parte importantísima de la regeneración de España pasa
porque esta gentuza deje paso a los verdaderos profesionales del periodismo.
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