Tampoco desayunó esa mañana. Mientras escuchaba a la profesora hablar
de no sé qué derechos de los menores, reconocidos en una cosa llamada Constitución
española, sintió un mareo y se cayó al suelo. Cuando su madre vino a recogerlo
reconoció que, desde hacía tiempo, más que dificultades, estaban sufriendo imposibilidades
manifiestas. Al niño ya le han asignado un psicólogo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario