martes, 23 de abril de 2013


Ramón Gaya, gran amigo de Bergamín, dice de él: “No era propiamente que me disgustaran sus “ideas” políticas, sino que me disgustaba su “excesividad política.” Con cuánta gente nos ocurre esto, incluso con gente muy cercana. Compartimos ciertos presupuestos teóricos, pero detestamos su desmesura en las formas, el desquiciamiento en el cómo se deben poner en práctica dichos presupuestos, el Hombre en vez del hombre, la Política por encima de la vida, el Ideal ahogando una sonrisa...

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