Una de las características de los años de gobierno de Thatcher fue la liberalización
económica y la desregulación política. Es decir, el estado no interviene para poner
coto a los desmanes del capitalismo, de tal forma que la sociedad se convierte
en una jungla, donde los más débiles (trabajadores) quedan a merced de
banqueros y empresarios sin escrúpulos. Esto es lo que gusta a los
neoliberales: el estado solo debe intervenir para rescatar al capitalismo del
fango provocado por sus propios disparates económicos criminales. Una vez que
dicho rescate se produce, el estado debe desaparecer de la escena política. De
ahí que haya sido tan criticada la decisión adoptada por el gobierno de la
Junta de Andalucía conducente a paliar la indecente situación de que haya pisos
vacíos y familias en la calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario