jueves, 11 de abril de 2013


Esta tarde he ayudado a hacer sus tareas extraescolares a una niña de 12 años que va a ser desahuciada en breve, junto a su padre, madre y hermana. La niña sabe que la quieren echar de su casa . El psicólogo del colegio, un lince, ha diagnosticado que tiene déficit de concentración, que está en otra parte. Claro que está en otra parte, espabilao, está preguntándose constantemente (me lo ha preguntado a mí) por qué los quieren echar a la puta calle. No lo entiende. La respuesta es que es pobre (no se lo he dicho, claro está) y en el sistema capitalista ser pobre es un pecado, un pecado mortal…
Cuando recuerdo que determinados mercenarios del periodismo comparan el “acoso” y la “violencia” mediáticas que sufren los hijos de los desvergonzados trincones Cristina e Iñaki con el acoso y la violencia que sufren niños y niñas como la que tengo a mi lado, se me pasan por la cabeza unas barbaridades que ni me atrevo a contar.
Esta tarde he escuchado a una de estas mercenarias de reconocido prestigio decir que "existe una gran distancia entre lo que piensa la gran mayoría de la población y lo que piensan gran parte de la clase política y muchos periodistas sobre determinados asuntos". Acaba diciendo que “este distanciamiento no suele acabar bien”. Quizá acabe mejor el día que volváis a ser periodistas, no voceros del poderoso de turno, y bajéis a la calle a contar lo que ocurre de verdad. Encanto.

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